Elliott Murphy: En la carretera de Bilbao a Zaragoza

Elliott triunfante el viernes en Bilbao (foto: Óscar Esteban).

Viernes 19 de abril de 2024, Bilbao, Kafe Antzokia, 22 h, 27-30 € (sold out).

Sábado 20 de abril de 2024, Zaragoza, La Casa del Loco, 21 h, 22 €.

CAL: ** / *

En el quincuagésimo año que vive dando conciertos por todo el mundo, el roquero neoyorquino dejó magníficas impresiones en el agotado Kafe Antzokia (600) y la llena La Casa del Loco (casi 300), aunque aquí el sonido y la visibilidad fueron peores, y lo mejor se vivió en su segunda parte. 

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Conciertos muy similares dio con banda, en cuarteto, el neoyorquino Elliott Murphy el viernes en Bilbao (20 temas en dos horas y cinco minutos ante 600 almas, sold out) y el sábado en Zaragoza (22 temas en dos horas y 18 minutos crecientes ante casi 300), en ambos con palmas del público (más veces inducidas desde el escenario que espontáneas), con coros del mismo («por esto para mí baja mil puntos», se resignó en una de estas Óscar Esteban), y con un solo de panderetas en la misma canción en las dos ciudades.

Las diferencias fundamentales se debieron a los locales, en Bilbao el Kafe Antzokia, que sonó estupendamente y ofrece buena visión desde distintas posiciones, y en Zaragoza La Casa del Loco, de techo bajo, malas luces, oscuridad general que le hacían parecer una cueva, y una calidad acústica incomparable con la del Kafe Antzokia que provocaba la disolución de bastantes arreglos (en Bilbao el guitarrista y escudero francés Olivier Durand generó muchos momentos post rock que se difuminaron el día después); que desapareciera el Zaragoza el influjo de los Waterboys en varias canciones; y que se oyeran más bajas las dos guitarras (encima demasiado empastadas), el violín de la australiana Melissa Cox y la voz de Elliott.

Otra diferencia fueron los bises, distintos y más largos en La Casa del Loco (8 temas de bises en vez de 6), donde sonaron un ‘Llamando a las puertas del Cielo’ de Bob Dylan, y un ‘Last of the rock and roll stars (you and me)’, ésta con la versión del ‘Shout’ de los Isley Brothers empotrada y reforzada por la interacción coral con el público, un público maduro y con muchas mujeres en ambas capitales, aunque en Bilbao se vio a numerosos jóvenes ausentes en Zaragoza.

En contra de lo esperado, pocas diferencias más hubo entre ambos bolos: el retraso aragonés de media hora, y que cuando Elliott pedía que se encendieran las luces le obedecían rápido en el Antzoki, que se iluminaba feliz, y por el contrario en La Casa del Loco no debían de entenderle y al final cuando le hicieron caso las luces apenas variaron el ambiente. Súmenlo a que no había jóvenes el sábado y que se oyó peor y que apenas se veía a los actuantes. Además en La Casa del Loco mucha gente estuvo hablando en la primera mitad, y otros espectadores chistaban para conseguir un respetuoso silencio.

Elliott pensativo el sábado en Zaragoza (foto: O.C.E.).

Por las similitudes, en ambos locales se formó una larga cola que doblaba la esquina antes de empezar, y los dos conciertos acabaron con la misma canción, la esperemos que no sea epitáfica ‘Old timer’, editada el viernes del bolo en Bilbao, y que Murphy la ha compuesto porque ha cumplido 75 años y se considera un superviviente del rock and roll, y en Aragón la presentó con gracia incluida: «la misma edad que Bruce Springsteen, aunque yo parezco más joven, no se lo digáis». En Bilbao al presentar esa canción el público le cantó ‘Zorionak zuri / Cumpleaños feliz’, cosa que no sucedió en Zaragoza, ni es castellano, ni en inglés ni en euskera.

hubo concomitancias que yo pensé serían improbables: la gente se puso a gritar ‘Elliott, Elliott, Elliott’ en Bilbao, ¡y lo mismo pasó el día después en Zaragoza!; en el segundo bis maño el yanqui también tocó ‘Bilbao Bo Diddley’, la canción que ha compuesto para la capital vizcaína, aunque sin explicitar el busilis del tema (y del asunto); y en amblas plazas también a la tercera tocó el ‘Green river / Río verde’, el tema dedicado a la ría del Nervión, cuyas aguas veía Elliott desde una ventana bilbaína y las musas le regalaron esa canción.

Aunque sin duda el neoyorquino se entregó en Zaragoza y concedió aquí un bis extra, la cara de felicidad que siente tocando en Bilbao es especial. Y ese viernes en el Kafe Antzokia, como hizo el jueves en el Fnac bilbaíno, Elliott informó: «Las tres ciudades en las que más he actuado son Nueva York, París y Bilbao», o sea donde nació, donde vive hace décadas y donde nosotros. Y los dos días (y también en el Fnac) el cantautor rock informó de que este año 2024 celebra el 50 aniversario de su vida en la carretera (o sea girando desde la edición de su álbum debut, ‘Aquashow’, que vio la luz en 1973), y en los bises, cuando su banda hacía mutis, él se quedaba en el escenario, en pie, bromeando sobre la leyenda de Murphy: la gente pensaría que en el camerino estaría bebiendo Jack Daniel’s y con las groupies (y daba caderazos explícitos al aire), cuando en realidad tomaba oxígeno y viagra.

Elliott controlando la escena el viernes en Bilbao (foto: Óscar Esteban).

Sobre el repertorio digamos que hubo tres tipos de canciones: los rocanroles (‘Rock n roll rock n roll’, «la historia de mi vida», como dijo en Zaragoza y no recuerdo si también en Bilbao), las de rock adulto (tipo ‘A touch of kindness’) y las arrebatadoramente románticas (que a su vez fueron tres: ‘You never know what you are in for’, ‘On Elvis Preley’s brirthday’ y ‘Drive all night’).

Y los mejores, los óptimos temas de cada cita fueron en Bilbao un sorprendente, misterioso y lynchiano ‘Summertime’, versión de un standard todoterreno americano que es muy difícil de resolver bien, y en Zaragoza el citado y emocionantísimo ‘On Elvis Presley’s Birthday’. Pero no olviden que el concierto del Kafe Antzokia estuvo muchísimo mejor en todos los aspectos (sonido, visibilidad e impacto inmediato en Bilbao, porque en Zaragoza le costó despegar, y la primera mitad fue lo peor que he visto a Murphy en las casi cuarenta veces que le he visto en casi 30 años).  

ÓSCAR CUBILLO

En Bilbao: Alan Fatras a la percusión, Olivier Durand a la guitarra (en la imagen un ukelele), Elliott Murphy a la voz, la guitarra y la armónica, y Melissa Cox al violín (foto: Óscar Esteban).

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