Gonzalo del Val & Valentina Marentes: El ‘Cancionero mexicano’ llevado al jazz

Paquito Cruz (piano), Luis Giménez (guitarra), Benjamín García (contrabajo), Valentina Marentes (voz) y Gonzalo del Val (batería) (foto: Óscar Cubillo).

Domingo 21 de abril de 2024, Zaragoza, Rock & Blues Café, 20 h, entrada libre.

CAL: *

El nombre del guitarrista Luis Giménez también debería figurar como titular en este proyecto hispano-mexicano que revisa José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Los Panchos, Joaquín Sabina…

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El sábado 27 de abril se presentó en Bilbao (JazzOn Aretoa, 20 h.; ¡a la misma hora que James Brandon Lewis en el homenaje anual a la memoria de Pío Lindegaard albergado en el Muxikebarri de Getxo!) el proyecto hispano-mexicano de Gonzalo del Val y Valentina Marentes, nominado por el baterista mirandés y la vocalista americana (suave, sofisticada, susurrante y con muchos sostenidos; es también vocalista de La Garfield Music, grupo de pop alternativo, y de Tina & los Golondrinos, de rancheras, además ha sido corista de Natalia Lafourcade y de Daniel Me Estás Matando) aunque a tenor de lo que atestiguamos el domingo anterior, 21 de abril, en la bonita sala Rock & Blues de Zaragoza, el nombre del guitarrista aragonés Luis Giménez podría ir de titular, ya que es un elemento tan importante que oyéndole llegué a pensar, a desear: «Ojalá el guitarrista Kurt Rosenwinkel sea la cuarta parte de expresivo, distintivo y variado que éste en el próximo Festival de Jazz de Getxo», donde ya está anunciado.

Gonzalo del Val y Valentina Marentes andan de gira (la semana previa tuvieron dos fechas alavesas: Vitoria y Quintanilla, y además habían tenido otras en la provincia de Zaragoza, en Alicante, y un par en Cataluña, donde vive Del Val) para dar forma a un repertorio que grabaron en Gerona el martes y miércoles 23 y 24 de abril, justo antes de presentarlo en vivo en Bilbao ese sábado 26 de abril.

La cantante Marentes (foto: Óscar Cubillo).

En el Rock & Blues tocaron 8 temas en 75 minutos y antes de la segunda la cantante Marentes presentó la génesis del combo: «Les voy a poner en contexto. Yo me llamo Valentina, tengo 22. Ya saben que el jazz es un lenguaje mundial. Yo soy de Xalapa (pronunció Jalape), una ciudad chiquita del este de México. A los 8 años empecé en el conservatorio, y ahí conocí al pianista Paquito Cruz, también de Xalapa. Estamos a cuatro horas de México DF y ahí conocimos al contrabajista Benjamín García (que ahora vive en Barcelona). Yo empecé a cantar rancheras, y Paquito vino a Barcelona a estudiar y ahí conoció a Gonzalo del Val (el baterista), un mirandés que le dijo que es fan de mí y que quería grabar un disco. Yo no me lo creí, dije gracias, pero aquí estamos: por zoom armamos una gira de dos semanas y pronto grabaremos un disco en el que participará un amigo de Gonzalo, el guitarrista Luis Giménez», el único del que Natalia no comentó de dónde es, aunque al acabar la sesión le pregunté y me dijo que es «de Zaragoza, maño 100 %, aunque llevo más de 20 años en el conservatorio de Pamplona».

Pues explicado el árbol genealógico del quinteto (en Bilbao este proyecto se anunciaba en cuarteto, sin el pianista Paquito) que giraba con este llamado ‘Cancionero mexicano’, centrémonos en el concierto dominical, de ocho temas en hora y cuarto, ya saben, entre ellos una selección muy española, una muy narcótica y vocalmente sostenida ‘Por el bulevar de los sueños rotos’ de Joaquín Sabina, que según dijo Del Val es un homenaje a Chavela Vargas y a la mexicanidad en general, y aunque bien resuelta la adaptación me atrevo a concluir que el mundo no necesita una versión jazz de tal bulevar, a no ser que el oyente tenga la fortuna de desconocer a Sabina.

El baterista y profesor Gonzalo del Val (foto: Óscar Cubillo).

Y estas fueron las 8 versiones que sonaron en el Rock & Blues con entrada libre (el local estaba lleno) y a una hora temprana como las 8 de la tarde (por llegar a tiempo me perdí la salida a hombros de Roca Rey en la miniferia de San Jorge, en la plaza de la Misericordia, que alcanzó un lleno histórico gracias al fenómeno peruano): se abrió el concierto con ‘El farolito’, de Agustín Lara, donde Giménez infiltró el primer solo de la velada, muy de fusión, y Marentes se adornó con scat; siguieron con ‘Flor de azalea’, de Los Panchos, en un arreglo de ella con tanto scat que, a sus 22 años, previno a la parroquia acerca de que el scat es una forma de improvisar vocalizando para parecer un instrumento más, que no es cantar en ningún idioma inventado; ‘Tu recuerdo y yo’, una ranchera de José Alfredo que calificó de dramática, y añadió que en su país debe de haber algún gen que les hace propender al drama; ‘La martiniana’, el tradicional del Estado de Oaxaca, contuvo una guitarra muy Rosenwinkel; y antes de la versión del bulevar de Sabina habló Del Val informando que en tiempos recientes ha girado por México dos veces con el pianista Paquito, que él siempre, desde niño, ha escuchado música mexicana y llegó a pensar que era la típica de su pueblo, y ponderó a Giménez diciendo que «es más que un gran músico de jazz, tiene un profundo entendimiento del folklore».

Prosigamos con la quinta: de José Alfredo Jiménez hicieron ‘Amanecí entre tus brazos’, tildada de cursi por la benjamina, con la guitarra repitiendo la melodía; ‘Deja que salga la luna’, de José Alfredo, tuvo guitarra blues, minisolo de batería que levantó buahs y bravos de la concurrencia, progresividad postrera y un fluido scat de una Valeria que parecía brasileña (y aunque mexicana, al hablar le salía cierto acento yanqui); y a modo de bis, ‘Veracruz’ de Agustín Lara, en una versión after hours y narcótica a lo Madeleine Peyroux, la cima de una cita satisfactoria, con otra destacada intervención solista del guitarrista Luis Giménez, maño cien por cien y maestro de la guitarra al 110 por cien.

ÓSCAR CUBILLO

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