Enrique Bunbury & Los Santos Inocentes: Que tenga suertecita, señor Bunbury (+ entrevista)

Bunbury, estelar, espectacular, marfileño y dandi absoluto (foto: Carlos García Azpiazu).

CAL: **

Sábado 2 de diciembre de 2017, Santander, Pabellón de Deportes, 21 h, de 49 a 52 €.

 

El crack Enrique Bunbury inició en Santander la gira mundial de su disco ‘Expectativas’. Hecho todo un dandi pálido y colocándose cual foco central de un gran escenario luminosamente astral, el maño global cantó 24 canciones, cuatro de ellas de Héroes Del Silencio

 

El sábado noche el ex Héroes del Silencio Enrique Bunbury arrancó en el Pabellón de Deportes de Santander, en La Ballena de La Pozona, la gira mundial de su último disco, el notable ‘Expectativas’ (Warner, 17). Ha bautizado a semejante periplo global ‘Ex – Tour 17-18’, y este mes de diciembre pasará por seis ciudades españolas para dar ocho conciertos (repite en Barcelona y Valencia, no pasa por Euskadi; se supone que volverá a España en verano). Bunbury moverá todo el tinglado con al menos tres grandes trailers y un autobús que vimos aparcados en el exterior, y en Santander ofreció un espectáculo por todo lo alto: apretando en un repertorio de ritmos clásicos pero de envoltura moderna, encendiendo unas luces estupendas y siderales que encantaron a los fotógrafos, liderando a su banda Los Santos Inocentes (un octeto con Santi del Campo como nuevo fichaje al saxofón –ex Los Especialistas zaragozanos-, a las teclas el ex Troglogita Rebenaque, a las guitarras Álvaro Suite y Jordi Mena, con batería y percusión extra…), exhibiéndose él a las poses ataviado con un glamuroso terno blanco y con pelambrera rizada…

Más de 2000 personas se juntaron en el pabellón deportivo cántabro, todas superfans y entregadas que coreaban ‘Enriqueee, Enriqueeee’, le jaleaban desde «te quiero» (un chico lo chilló) hasta «viva la Virgen del Pilar» (otro varón lo soltó), e incluso le imitaban igual que los fanáticos de Raphael (una chica cantó entero un tema estirándose enloquecida, luego un tipo agarró un micrófono imaginario y entonó otra letra completa…). Y sí, Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy (Zaragoza, 50 años), salió con 12 minutos de demora pero ejerció de foco de todas las miradas durante un show de 24 temas (4 de Héroes) en 124 minutos con dos bises. Bunbury, un crack nato, un showman natural, apoyándose en dos teleprompters por donde corrían las letras, se gustaba poniendo poses en el centro del tablado señalando al horizonte o sacudiéndose por una descarga eléctrica imaginaria sin dejar de agarrar el pie de micro, a menudo se colgaba la guitarra acústica, no pocas veces se codeaba con sus músicos (sí, conforman un grupo, como por ejemplo también Sergio Dalma con sus músicos), de modo recurrente se paseaba de lado a lado del escenario asomándose al borde para mirar de cerca a sus fans, y llegó a bajar a pie de pista para incorporarse a la valla de seguridad y cantar mientras se tumbaba como un domador de fieras sobre las manos inquietantes e indómitas de los privilegiados que estaban cerca («le hemos visto hasta las amígdalas», contaba al final el fotero Azpiazu).

En la última antes de los bises, ‘Maldito duende’, de Héroes del Silencio,
arrojándose desafiante sobre el público, cual domador de fieras (foto: Jose Girl).

No habló mucho el elegante ídolo maño, que nos trató de usted, como es su costumbre: presentó en un par de ocasiones a sus músicos, informó que ese sábado estrenaban el disco ‘Expectativas’ pero que sonarían otras canciones de su trayectoria, luego afirmó que era «un honor y un placer» empezar en Santander la gira mundial a modo de desagravio porque debió suspender ahí un concierto en verano de 2016 por motivos de salud (faringitis y tos irritativa), y después se refirió quejoso a que en las entrevistas siempre le piden la opinión sobre temas que no le importan ni ‘un pimiento’ (sic). Así ofició el zaragozano, dominador pero no charlatán, aunque agradeciera a menudo y sincero desde las ovaciones al final de las canciones hasta los coros espontáneos en mitad de bastantes de ellas.

Bunbury, un crack, ya lo hemos dicho, un dandi de blanco y con el rostro muy pálido, logró sonar muy bien en formato octeto en ese pabellón santanderino tan difícil para la acústica (estábamos delante, quizá detrás se percibieran rebotes; aunque a posteriori he leído que nadie ha sonado tan bien en La Ballena). Abrió la velada con varias piezas del disco ‘Expectativas’, sonando tribal a lo PJ Harvey (‘La ceremonia de la confusión’), batiendo los tambores glam (‘La actitud correcta’; «Dios, qué bueno», manifestó una dama al acabarla) y dramatizando  (‘Cuna de Caín’), antes del primer fogonazo coreado, ajeno a la novedad: ‘Los inmortales’… «están bajo tierra» («grande, Enrique, grande», chillaron unos tíos).

Bunbury cual mota blanca entre el derroche luminotécnico a veces aplastante del escenario (imagen de móvil: O.C.E.).

La masa bimilenaria estaba atrapada, abducida por el sonido del recinto, la pose del ídolo y el alarde luminotécnico del escenario, pero aún quedaban por llegar las mayores emociones, los momentos más lentos con el gentío coreando las letras. Eso sucedió en la nueva ‘Parecemos tontos’ con la guitarra soul compungida y los coros pegajosos uuuh-uhh («muchas gracias», reconoció Bunbury encantado de la respuesta espontánea), en la épica grandiosa de ‘Porque las cosas cambian’ (con su aparato Phil Spector y un mensaje que podría versionar Loquillo), en la comunión absoluta con la parroquia coreando implorante con los brazos alzados en ‘El rescate’ (aquí hubo explosiones de luz coincidentes con los ademanes de Bunbury), en la conexión total durante el blues astral muy blade runner ‘El hombre delgado que no flaqueará jamás’ (con los miembros de la banda actuando como protagonistas), o en el rock con gancho melódico de ‘Hay muy poca gente’, con la gente cantando a pleno pulmón (era el tema undécimo y antes de él se quitó la chaqueta marfileña y se quedó en chaleco, mostrando los brazos muy tatuados y fornidos, como de gimnasio).

Este pasaje, entre las canciones 6 y 11, fue inconmensurable, transportador, y solo lo trabó la interposición de la primera versión de los Héroes del Silencio: ‘Tesoro’, un rock azteca sincopado con aires de Morphine. La 12ª fue otra pieza de su anterior grupo, la sórdida ‘Héroe de leyenda’ («la primera canción que escribí y se publicó en vinilo»). Y para el ecuador de la cita ya estaban mostradas las cartas, nos sabíamos la fórmula del show, nos sentíamos encarrilados por el disfrute y proseguían los hitos como ‘Despierta’ con su rollo blues blade runner post Nick Cave, el rock-soul a medio gas ‘Más alto que nosotros sólo el cielo’, la heroica ‘Mar adentro’, la nueva comunión con el respetable ansioso en el discurso tecno-soul ‘De todo el mundo’ (la del vagabundo), y el cierre con el cuarto título heroico, ‘Maldito duende’, que fue cuando se atrevió a cantar arrojándose valiente a los brazos de las primeras filas.

Bunbury en el bis, con el sombrero y el pañuelo, en imagen de su esposa (foto: Jose Girl).

Los bises se desarrollaron fueron largos y variados. El primero de cinco piezas y el segundo de una pero sin hacer mutis. Costó un poco que reaparecieran los músicos para estos bises y oí a una mujer decir «soy feliz» y a un puñado de espectadores seguramente vascos solicitar el bis coreando «jo ta ke». Y por fin la fiesta continuó con una zíngara ‘El extranjero’ (con banjo, acordeón y petición de derribar fronteras y la frase «los nacionalismos qué miedo me dan»), el ondulante y reverberante, entre el cabaré y lo latino, ‘Infinito’ (primera cima del bis), la cumbia ácida ‘Que tengas suertecita’ (y que usted también la tenga en esta gira, señor Bunbury; ¡y que nos lo volvamos a cruzar!) y la juerga de ‘Sí’ (dímelo, dímelo, dímelo), más la odisea espacial tan a lo David Bowie de ‘Lady Blue’ (el segundo hito del primer bis, con coros intergeneracionales y cientos de manos en alto que se pusieron a dibujar círculos en el aire al hablar del huracán).

‘Lady Blue’ cerró el falso el concierto. «Por favor, no se olviden de nosotros, hasta siempre», espetó Bunbury y saludó a la parroquia cántabra abrazado a sus músicos. Pero dijo de repente: «una más y no jodemos más», y cayó el inesperado segundo bis con una tranquila ‘La constante’, también del disco ‘Expectativas’, una pieza tranquila, una descompresión que hizo protestar a una mature mientras abandonaba La Ballena: «mira que acabar con esta…». Fue la única queja, y no fue para tanto, ¿verdad?

ÓSCAR CUBILLO

Clip oficial de ‘Parecemos tontos’, que lleva más de nueve millones de visualizaciones

 

Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy asomado al borde del tablado, observando a sus fans (foto: Carlos García Azpiazu).

 

+++ ENTREVISTA +++

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«A todos nos gusta sentirnos queridos»

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Bunbury se reinventa una vez más con ‘Expectativas’,

un disco maduro, solvente y con actitud, comparable a los mejores Nick Cave y PJ Harvey

 

‘Expectativas’ (Warner).

 

El viernes 20 de octubre de 2017 vio la luz el noveno álbum oficial del ex héroe del silencio Enrique Bunbury, número 1 en ventas de salida en España. Se titula ‘Expectativas’ (Warner), sigue a ‘Palosanto’ (2013), ha tardado cuatro años en acabarlo, lo ha grabado con su banda habitual, Los Santos Inocentes, reforzada por un saxofón enigmático, y está colmado de rock clásico, maduro, reflexivo y disfrutable por cualquier oyente. Y eso que, según la promoción, es «su disco más carnívoro, feroz y diagnosticador», a la par que una crítica a la sociedad. Sin embargo, ‘Expectativas’ más bien parece una apostilla a las personas que formamos la sociedad. O sea que el maño señala nuestros defectos en vez de echar la culpa al empedrado.

Esta entrevista la realizamos con antelación a la salida del álbum, cuando aún la estrella estaba en su base de Los Ángeles, California. Ahora anda presentando el disco en gira española durante esta primera mitad de diciembre.

¿Vives en Los Ángeles, California? ¿Por qué te mudaste ahí?

Vivo entre California y El Puerto Santa María (Cádiz) desde hace ocho años. Antes había vivido en otras ciudades de España y de fuera de España. Me gusta cambiar. Recibir información de distintas formas de ver la vida. Los Ángeles es una gran capital y, como tal, tiene una oferta cultural fascinante e inabarcable.

¿Es la vida muy diferente en España respecto a Estados Unidos?

Pues sí. Es diferente. Aunque en Los Ángeles hay una gran población latina y se perciben algunos detalles de convivencia distintivos. De todas formas, California no se parece en nada al resto de Estados Unidos. Es una rara avis.

Dicen que en Estados Unidos sin vehículo estás vendido. ¿Qué coche tienes?

No tengo carnet de conducir. Me lo saqué en España, pero hace años dejé de conducir y ya no lo he renovado.

Oh, vaya… ¿Echas de menos España en algo?

No echo de menos nada de España porque no me he ido del todo. Viajo mucho y España es uno de los países junto con México que más visito. No pasa mucho tiempo sin que viaje a alguna ciudad española.

¿Cómo ves los sucesos de Cataluña? ¿Te duelen más como vecino aragonés? ¿Tu nueva canción ‘Cuna de Caín’, donde se habla de guerra civil, está inspirada en ello de alguna manera, aunque sea de refilón?

En absoluto. Me llama mucho la atención esta apreciación. Porque no eres el primero que me lo dice. Es una canción basada en una relación entre dos personas. Una relación vampírica y anuladora que necesita de la distancia, la separación y el olvido.

En el bolo Bunbury comentó que los periodistas le preguntan por cosas que le importan ‘un pimiento’ (foto: Carlos García Azpiazu).

Y también dices en esa misma canción que ‘el exilio es mejor que vuestra prisión de mediocridad y vulgaridad, de envidias e ingratos’. Dudo que te consideres exiliado, pero estando tan arriba en la escena del rock serás muy envidiado por no pocos. Imagino que a estas alturas no te afecta, pero: ¿al principio de tu carrera la negatividad de cierta gentecilla te dolía, aunque entonces no existieran redes sociales?

A todos nos gusta sentirnos queridos. Es obvio que los que trabajamos en un área creativa deseamos que nuestra obra sea aplaudida. No tiene sentido decir que no te importa. Es por eso por lo que publicamos y mostramos nuestro trabajo al público. Si nos diera igual, nuestra obra quedaría guardada en un cajón.

Ya.

En mi caso, afortunadamente, desde el primer disco que saqué hace ya treinta años, tuve la fortuna de recibir el cariño del público. Y con cada disco que he sacado he leído opiniones más o menos favorables de la crítica especializada. Es lo normal y a todos nos pasa. Recientemente, con la reedición del 50 aniversario de ‘Sgt. Pepper´s’ de The Beatles, leí una crítica poniendo muy en duda su grandeza. Es una muestra más de que hay opiniones para todos los gustos y es imposible agradar a todo el mundo. De todas formas, la balanza, en mi caso, es más que positiva, por lo cual no puedo más que estar agradecido.

Hablemos de otra letra nueva. En ‘Parecemos tontos’ clamas que conseguirán engañarnos a todos. Te doy la razón, pero pregunto: ¿Quiénes son los mentirosos? ¿Por qué lo hacen? ¿Para llevárselo crudo y señalar a otros?

Es una buena pregunta. ¿Quién maneja los hilos realmente? ¿Hasta qué punto nuestros gobernantes son quienes toman las decisiones? Hay muchas teorías al respecto. Hay quienes piensan que son las grandes empresas multinacionales. Otros dicen que los bancos y las grandes fortunas. ¿Es el Club Bilderberg? Incluso hay quien cree que son ‘reptilianos’ quienes están detrás de todo.

¿En España no existe demasiada intervención del Estado, desde el gobierno central hasta los municipios? Y más comparándolo con Estados Unidos. Por ejemplo: ¿ahí los ayuntamientos organizan conciertos de modo tan habitual como aquí?

Que yo sepa, principalmente es la empresa privada quien organiza los conciertos en USA.

En la letra de ‘Bartleby’ dices: ‘cumplí con mi deber como ciudadano y marido, pagué mis impuestos contra mi voluntad’. ¿Es autobiográfica?

No es una canción autobiográfica. Se basa en el protagonista de ‘Bartleby, el escribiente’, el relato de Herman Melville. Es un personaje maravilloso que, ante los diferentes encargos de su jefe, siempre responde con un “preferiría no hacerlo”. Esta actitud me parece, cada día más, especialmente fascinante.

Cantando con las amígdalas al micro con sus iniciales E.B. (foto: Carlos García Azpiazu).

Vi la película documental ‘El camino más largo’, tu diario de gira por USA, donde te jugaste el dinero y demostraste tu fe y tu amor por la música, por el rock and roll y por tu profesión (aquí lo contamos). En un par de escenas me pareció que estabas colocado, una en un concierto tuyo y otra en una visita a un bar, tienda u otro concierto, no recuerdo.

¿Colocado? ¿En un concierto? Dudo que en un concierto estuviera drogado o colocado. No sería yo.

Hum… Al acabar un concierto de esa gira bajaste a los camerinos iracundo. Igual lo malinterpreté. Pero la pregunta es: ¿cuando se es padre se consume menos droga?

En cuanto a si se consume más o menos con la paternidad, no sé si será una coincidencia o no, pero a día de hoy las drogas recreativas cada vez me interesan menos.

En la letra de ‘Mi libertad’ espetas: ‘no tienes ni puta idea de rock and roll’. ¿A quién se lo sueltas?

Es una canción que habla de una persona concreta de mi pasado personal. No es conocida, ni famosa.

El disco en general me recuerda por sonido y actitud a Nick Cave y PJ Harvey, a Morphine (por los saxos) y Barry Adamson. Estos nombres gustan a todos los que los oyen, da la sensación. ¿Los sueles oír?

Me encantan todos los que citas. Y no sabes cómo te agradezco la comparación. Nick y PJ son influencias esenciales en mi carrera. Y Morphine ha sido un grupo importante a la hora de incorporar el saxo en este disco. Y sería increíble si a todo el mundo le gustara Barry Adamson y toda la pandilla. ¡Yo quiero vivir en ese mundo!

En la canción ‘La actitud correcta’, tan glam y tamborera, me recuerdas a Loquillo. Iba a decir que, con perdón, pero no, has hecho cosas con él.

Es cierto, el ritmo de la batería tiene una conexión con el glam rock. La canción en sí, ‘La actitud correcta’, se aleja un tanto del disco en cuanto a producción y sonido. Es mucho más actual y lejano a los setenta. Pero es cierto que glam fue una influencia importante en mis años de formación.

¿Qué esperas vender de este disco, ‘Expectativas’?

Espero que el disco guste mucho y haya un público para estas canciones. Que las hagan suyas y les toquen el corazón. A mí me gusta comprar discos, pero no compro todos los que escucho. Compro los que creo que voy a disfrutar, aunque pasen los años. Así que respeto la decisión de cada uno. La música, hoy en día, puede disfrutarse en streaming, downloading, en soporte físico, en directo… Cualquier opción es válida.

¿Se recupera la inversión con las ventas de los discos hoy día?

Afortunadamente, mis discos se publican en muchos países y hasta el día de hoy no he tenido problema en encontrar una discográfica interesada en publicar mis canciones. Obviamente, no es el caso de todo el mundo, y me siento un privilegiado por ello.

¿Cómo serán los conciertos de la gira? Como eres tan camaleónico… ¿Se parecerán al tan estupendo que diste en fiestas de Bilbao en verano de 2016 –así lo contamos-?

Me alegro que te gustara el de Bilbao 2016. Lo pasé muy bien y, sobre todo, el público estuvo fabuloso. Lo recuerdo con mucho cariño. Me emocionó recibir tanto cariño en la Semana Grande. Esta gira va a estar centrada en el nuevo álbum, pero también habrá espacio para recuperar algunas canciones emblemáticas de todas las épocas. Y el espectáculo está totalmente renovado. Yo creo que va a ser una gran gira. Nos esperan muchos meses en España, Latinoamérica, USA y Europa. Y vamos a darlo todo.

ÓSCAR CUBILLO

Documental de 12 minutos sobre el disco ‘Expectativas’, dirigido por Jose Girl, esposa de Bunbury

El escenario era altísimo y había tantas luces que los fotógrafos no protestaron (foto: Carlos García Azpiazu).

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