Skid Row: Viejas glorias del rock duro millonario

Los cinco miembros actuales de Skid Row, contentos por vivir del rock (foto: Mr. Duck).

CAL: *

Viernes 25 de mayo de 2018, Bilbao, Santana 27, 21.15 h, 25-30 €.

 

El veterano quinteto de Nueva Jersey recuperó sus éxitos superventas de heavy rock aireado por la MTV con su nuevo cantante, Zetapé Theart, de edad mental adolescente

 

Rock duro ex millonario: Integrantes de esa oleada ochentera de grupos americanos melenudos y millonarios que aleando hard rock, glam y escándalo llevaron el lema de sexo, drogas y rock and roll hasta las pantallas de la televisión gracias a los vídeos, Skid Row (Toms River, Nueva Jersey, 1986) actuaron el viernes en Bilbao abriendo una gira española de tres fechas completada el fin de semana en Barcelona y Madrid.

Vinieron tres de los miembros fundadores en 1986, los guitarristas Scotti Hill y Dave ‘The Snake’ Sabo más el bajista Rachel Bolan, colíder junto con Dave ‘La Serpiente’. Su primer cantante fue el canadiense Sebastian Bach, que abandonó en 1996, cuando llevaban vendidos más de 20 millones de LPs en todo el mundo. El quinteto tiene nuevo vocalista desde el año pasado, que fichó al sudafricano ZP Theart, ex Dragonforce y hoy también en I Am I.

Amigos de los más famosos Bon Jovi, con quienes acabaron peleados por cuestiones de dinero, Skid Row empezaron su carrera a lo grande y su discográfica Atlantic abonó 35.000 dólares al guitarrista irlandés Gary Moore para comprarle el nombre de su banda, Skid Row (barrio bajo). Sus dos primeros discos fueron un éxito: ‘Skid Row’ (89) vendió más de cinco millones sólo en USA, y ‘Slave To Grind / Atrapado por la rutina’ (91) alcanzó los dos millones. En 2006 lanzaron su quinto y último disco oficial, ‘Revolutions Per Minute’, pero el grupo nunca ha dejado de tocar con distintos cantantes. Parece que andan preparando un nuevo disco con Zetapé a las voces, y en Bilbao sonaron los éxitos de esos dos primeros LPs: ‘18 and Life’, ‘I Remember You’, ‘Youth Gone Wild’, ‘Monkey Business’, ‘Slave to the Grind’… O. C.

ZP Theart, al micrófono de Skid Row desde 2017, encantado de conocerse (foto: Mr. Duck).

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Roqueros acelerados, melenudos, tatuados y millonarios que vivieron sus días de vino y rosas con el salto de los 80 a los 90, Skid Row (Toms River, Nueva Jersey, 1986) actuaron el viernes en la sala Santana 27 de Bilbao tocando sus éxitos de antaño con un cantante nuevo con el que grabarán, por fin, su primer disco en más de 20 años de andadura sin renovar el repertorio. Como viejas glorias que se precien, los en su caso no abollados Skid Row (Barrio Bajo) andan estirando la popularidad de sus primeros fogonazos, y la verdad es que parece que se han quedado atascados en esa época, como niños grandes, y ahí tenemos el ejemplo del hacha con cara de susto Dave ‘La Serpiente’ Sabo empinando a la vista de todos una cerveza de tercio de un trago: «soy mejor bebiendo birra que tocando la guitarra», dijo al acabarla. Y lo de sus virtudes a las seis cuerdas quedó en entredicho en la siguiente canción, en el pobre mano a mano solista con el otro guitarrista, el equívoco Scotti Hill, un tipo con pinta de Conde de Montecristo aún encarcelado que se hartó de puntear, posar para el móvil y lanzar púas de regalo a un espectador heavy rubiales que se las suplicaba y el muy desafortunado al final no consiguió ninguna (el suertudo Pato cogió una del suelo y no se la quiso dar alegando que hace colección).

El momento horrendo y dilatado del bolo, el duelo de los dos guitarristas en ‘Monkey Business’ (foto: Mr. Duck).

Hay tres miembros originales en Skid Row: los dos guitarristas y el jefe de la empresa, el bajista Rachel Bolan, quien tras contar camisetas que llevaba el público (Iron Maiden, Raven, Lynyrd Skynyrd…) cantó la versión de los Ramones ‘Psycho Therapy’ (otra pieza que lleva varios años inamovible en su repertorio) con una cadenita de plata uniendo su piercing nasal y el pendiente orejero, o sea cruzándole la cara, en plan Dregen Hellacopter, con gorro calado y todo, igual que el sueco. El batería efectivo y concentrado Rob Hammersmith lleva desde 2010 en la alineación, y solo un año el flamante cantante, el sudafricano ZP Theart, ex Dragonforce, y con menos cerebro que un mosquito: se le notaba cuando arrojaba agua al público de botellines de plástico (y en Ciudad del Cabo sufriendo una sequía apocalíptica; a mi derecha un aficionado se quitó las gafas para secarlas y poder seguir viendo el show), cuando pedía a la gente que abriera la boca para lanzarles los chorros (y él ponía cara de sátiro en éxtasis), cuando cambió algún estribillo (el de ‘Big Guns’ por ‘Big Cock’, pero eso se le puede permitir), cuando al principio se quedó sin chorro de voz al dar algunos agudos finales que se quedaron en risible pólvora mojada (el sujeto es un poco Gigatrón, sí, y Tsustas cree que se quedó sin voz por salir a actuar sin calentarla), y cuando trataba de acuciar al personal presente que parecía impertérrito ante lo que oía y veía: «¡Es noche de viernes! Veo aquí varios culos que merecen ser pateados. Eh, jódete, tío, ja, ja… -se replicó a sí mismo-. ¡Haced ruido, motherfuckers!». Eso sí, ZP (sí-pí en inglés), sobrado de humor inconsciente, cantó mejor que su predecesor al micrófono, Johnny Solinger (en la banda en el período 1999-2015), el que se quedó peligrosamente sin voz cuando vimos a Skid Row sobre el mismo tablado en junio de 2014 (así lo contamos; fue la noche en que les robaron la cartera sus teloneros Buckcherry).

El bajista Rachel Bolan, jefe y fundador de Skid Row en 1986 (foto: Txemaiden).

Esa noche de 2004, en la misma sala, la entrada también valía 25-30 euros y consiguieron meter a 500 espectadores, sobre todo atraídos por Buckcherry. Sin embargo, esta vez Skid Row sólo atrajeron a 300 personas (lo teloneros, Double Crush Syndrome, no suscitarían demasiado interés). Y sobre un escenario lleno de barras y estrellas anómalas y rematado con una pancarta con el logotipo del quinteto, el puntual show de Skid Row duró 85 minutos para 15 canciones, unas 13 de sus dos primeros LPs: ‘Skid Row / Barrio bajo’ (89) que vendió más de cinco millones sólo en USA, y ‘Slave To Grind / Atrapado por la rutina’ (91) que alcanzó los dos millones. Incluyo en la duración del concierto los tres minutos de introducción enlatada con el ‘Blitzkrieg Bop’ de los Ramones coreado por la gente y los otros tres que se demoraron en conceder el bis. Otro momento de dilatación fue la mentada y plana jam entre los dos guitarristas, con unos punteos de feria regional.

El inicio del bolo tuvo un pésimo sonido, al menos desde las filas delanteras, donde no se oían las guitarras, y así perdieron pegada la inaugural ‘Slave To The Grind’ y dos más (y quizá por eso pocos se dieron cuenta de que en un alarde agudo el cantante Zetapé se quedó sin voz; ocurrió en la tercera pieza, ‘Piece Of Me’). A partir de la cuarta la acústica mejoró y las canciones adquirieron empaque y pegada, arrimándose a la estela de Guns N Roses, Motley Crue y sus ex amigos Bon Jovi (de Nueva Jersey también y con los que discutieron por asuntos de dinero), desencadenando rocks como el ochentero ‘Living On A Chain Gang’, ‘Big Guns’ o ‘Makin’ A Mess’, e intercalando baladas coreadas por la peña como ’18 and Life’.

El mongui de Zetapé echando agua a la boca de algún espectador (foto: Mr. Duck).

Tras la mentada jam acoplada a un alargado ‘Monkey Business’, con unos punteos indignos del heavy metal, se cerró el bolo y llegó la descarga final, el bis cuádruple con la balada coreadísima con épica de videoclip ‘I Remenber You’, los himnos tribales adolescentes ‘We Are the Damned’ (poso Black Sabbath) y, para cerrar el show, ‘Youth Gone Wild’ (algo Aerosmith, antes de él el cantante dijo ufano que veía muchas caras sonrientes entre el público), más un tema no consignado en el set list, «uno que no os esperáis» como avisó Sí-Pí, el penúltimo, ‘Get the Fuck Out’, antes del cual la peña de puro contento se había puesto a corear oé-oé-oé…

No estuvo mal el show de estas viejas glorias que nos dieron las gracias por apoyar el rock y permitir que se puedan ganar la vida con la música (lo reconoció el guitarrista The Snake tras tragarse el tercio de un trago), y sólo salimos de la Santana 27 con mal sabor de boca apenados por el espectador jebo rubiales pinturero y quizá cántabro, ese que no consiguió ninguna púa de las que le arrojó el guitarrista Montecristo. Las buscaba por el suelo con la linterna del móvil y le soltó el espectador de las gafas mojadas: «Eh, un billete de 50 euros». Y contestó el fan: «Prefiero la púa». Pobreee…

ÓSCAR CUBILLO

 

Clip de Skid Row cantando ‘Youth Gone Wild’, con su primer cantante, el mítico Sebastian Bach:

Setlist proporcionado por Txemaiden; nótese que en el bis añadieron ‘Get the Fuck Out’, en penúltimo lugar.

Comments
2 Responses to “Skid Row: Viejas glorias del rock duro millonario”
  1. Iker dice:

    ¡Qué cantante más paquete! Ya podrían hacer las paces con Sebastian Bach (Bierk. Sí, nombre artístico muy pretencioso). Me imagino que tampoco andará sobrado de voz, le vi en la Sala Jam de Bergara allá por 2005 (sí, hasta allí íbamos a ver estos conciertos, hoy me parece increíble) y desafinaba más de la cuenta, pero visto lo visto con Solinger y este tipo…¡Al menos Bach tiene carisma! Bueno, hay que reconocer a ZP que se atreviera con «Livin´on a chain gang».
    Horripilante sonido en «Slave to the grind», como dices, con las guitarras ausentes. Siempre ha sido un buen pistoletazo de salida, pero con ese sonido trapero no hay nada que hacer.
    Skid row grabaron en 1991 uno de los mejores discos de heavy macarrilla que te puedes echar a la cara, «Slave to the grind», con un Sebastian Bach haciendo unos alardes a la voz espectaculares a lo largo de todo el disco. La verdad es que nunca cantó en directo ni parecido a como registró en ese álbum, era algo sobrehumano.
    Este grupo lo tenía todo: imagen molona, un cantante carismático, unas canciones con gancho…pero Bach debe ser un tipo imprevisible, con unos arranque de mal genio incontrolables, al estilo de su amigo Axl Rose (imagino que serán los únicos amigos de cada uno), y los tres miembros originales que quedan no pueden verle ni en pintura. Lástima, seguro que sería una reunión con más enjundia que la de Guns n´roses.

    La larga jam guitarrera fue en «Monkey business», no en «Rattlesnake shake», imagino que para que ZP tomara aliento. Tocaron el riff de «Cowboys from hell» de Pantera, con los que giraron allá por 1992. No creo que muchos lo reconocieran. El caso es que comparar esta versión en directo con lo que vimos el viernes…

    • bilbaoenvivo dice:

      Gracias, Iker. Lo del título (ya corregido) ha sido un lapsus chorra, porque tenía el setlist, proporcionado por el fotógrafo Txemaiden. He añadido el setlist de Bilbao tras el video.

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